Erase una vez, una mujer llamada MarÃa que habÃa tenido un pasado muy duro, ella vivÃa con sus padres y sus dos hermanos, y las mujeres tenÃan que hacer todo.
Pasó un tiempo y MarÃa se echo un novio, al principio era encantador pero eso no duró mucho al formar una familia. Al cabo de tener tres hijos, Juan el mayor de 19 años, Isa la mediana de 11 años y Sergio el pequeño de 1 año.
Otra vez de vuelta, las mujeres tienen que hacer todas las tareas: fregar, limpiar, cuidar el niño, comprar... Por eso MarÃa e Isa estaban hartas.
Un dÃa el padre y Juan volvieron a casa muy tarde y los dos bastante borrachos. MarÃa no querÃa que se repitiera otra vez lo que paso "Juan se enfadó y nos pegó".
AsÃ, que MarÃa tuvo el valor de coger a Isa e irse de esa casa de locos, a un lugar donde nunca jamás las pudieran encontrar.
Poco rato después, el bebe empieza a llorar, el padre le ordenaba a MarÃa que lo calmara, pero ya no habÃa nadie que le atendiese asà que se tiró toda la noche con la cabeza debajo de la almohada.
MarÃa dejó una carta que decia:
José (padre), me he ido porque estamos hartas de que nos mandes y que nos digas lo que tenemos que hacer. Cuida del bebe, nunca volveremos hasta que seáis responsables y maduros. Cuando lo cumpláis nos encontrareis en un lugar que siempre hemos querido ir pero que tu decÃas que no porque tenia que trabajar.
Os quiero, un beso
Mama.
Al principio José creÃa que era mentira, que le habÃa hecho una broma, pero pasaron dÃas y veÃa que MarÃa no venÃa, ya se lo tomó enserio. José y Juan le pidieron ayuda a una vecina que tenia muchos hijos y le pidieron que le enseñaran a limpiar la casa, cuidar del bebe, fregar...
Cuando estuvieron preparados solo le faltaban pensar en que lugar es el que querÃan ir.
José no sabÃa lo que podÃa ser, fue a coger una cerveza, y abre el frigorÃfico, y al cerrarla ve en la puerta de la nevera un montón de imanes y postales de la sierra de Cazorla.
El hombre pensó, ¿En la sierra de Cazorla? La sierra de Cazorla estaba muy cerca de donde ellos viven, la Iruela. Corriendo fueron a la sierra y allà estaban esperando las dos en un camping, con tiendas de campañas para pasar un fin de semana todos juntos.
José y Juan le pidieron perdón, decÃan que es verdad que es muy duro tener que hacer todo sin ayuda. No podemos estar sin vosotras. ¡Volved por favor!
Después de un fin de semana estupendo, volvieron a casa y todos se ayudaban a todos hasta el pequeño cuando creció un poquito le enseñaron a ayudar siempre y a que todos somos iguales. Y esa ayuda y respeto lo heredaron todos los descendientes de esa familia.
FIN
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