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miércoles, 1 de mayo de 2013

Cuento Quesada Solidaria: El granito de arena







 -Los países del tercer mundo son muy pobres. Dijo nuestro profesor.

Desde ese momento no pude olvidar a esas criaturas desnutridas y con enfermedades muy graves. La mayoría de esos niños que no pueden ir al colegio, se mueren por necesidades de comida, agua, salud...

Yo investigué sobre campañas de salud, comida, ropa para los países que más lo necesita:

Unicef

Cruz Roja

Save the children

Quesada Solidaria

Caritas

Esas campañas consiguen salvar a algunas personas y darle de comer...
Cuando sea mayor me gustaría pertenecer a algunas de ellas.

Cuando empecé los estudios universitarios, algo, algún presentimiento me llevó hacia la carrera de medicina. Durante mis estudios fui ahorrando poco a poco para ir a Nicaragua y ayudar a los niños y personas que la necesiten.

Y así fue, 2 años después un médico de mi pueblo me invitó a ir con él y su campaña a Nicaragua para ayudar a curar a la gente.

Yo estaba muy ilusionada, en poder ayudar a esas criaturas que tanto lo desean.
Al llegar todo era un caos, ver a los niños y bebés tan delgados y con moscas rodeándole, lo que sufrirán sus madres al verlos así.

Me llamaron para que cogiera el saco lleno de comida y repartirla entre la gente, seguro que para ellos algo que solemos comer nosotros, para nosotros será normal pero para ellos es una exquisitez, siempre suelen comer arroz en  pequeñas cantidades.

Al principio estaban muy asustados, pero al final se acostumbraron, los niños no sabían leer, escribir, sumar, cosas que nosotros lo damos desde pequeños. Entonces hice un grupo de niños y le enseñe a leer, escribir y sumar, los niños estaban interesados en aprender, cosas que aquí algunos ya no quieren, allí todo era diferente.

Dando un paseo, vi a un par de muchachos trabajando como bestias, de sol a sol para poder ganar algo con lo que comer, el joven no podía más y se desmayó, corriendo fui a ayudarle lo llevamos a el refugio y lo dejamos que descansara.

Más tarde se despertó, el me dio las gracias por ayudarle pero solo es poner un granito de arena. Cuando ya nos teníamos que ir, me dio mucha pena, estaba tan satisfecha pero bueno sabía que había hecho lo correcto.

Pasado un año, yo seguía mandando alimentos, ropa, juguetes para los niños... y animando a la gente que pongan su granito de arena para gente que lo necesita más que nosotros.

Yo estaba deseando volver lo antes posible, y aquí estoy en Nicaragua, con mi familia, mi marido, al que ayudé cuando se desmayó, y mis dos hijos.

Soy Shanice, y yo fui una de las afortunadas por recibir ayuda desde pequeña.
 
                                           Celia Granados Alías
      
       ¡Juntos podemos conseguirlo!


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